Finales del siglo XVI
representa para Mérida la etapa de consolidación de la ciudad moderna y el
comienzo del establecimiento de las órdenes religiosas mendicantes; la dinámica
y ubicación religiosa de la ciudad fue determinada porque además del conventual
de la orden Militar de Santiago, en la antigua Alcazaba árabe, tenía dos
parroquias, un hospital, ocho ermitas y algunos conventos.
De mojas: el de las
Freylas de Santa Olalla o Comendadoras de la Orden de Santiago (de la regla de
San Agustín) que se hizo adosado a la
iglesia parroquial del mismo nombre, advocación de la Mártir Santa Eulalia y el
Convento de monjas de la advocación y orden de la Limpia Concepción de Nuestra
Señora (regla de San Francisco).
De frailes: San
Francisco de los Observantes, el convento
de la Antigua (de la Orden Tercera o los padres descalzos franciscanos) y el de
San Andrés de la Orden de Predicadores de Santo Domingo. El hospital era el de
Santa Máia o de Nuestra Señora de la Piedad de fundación medieval que irá
ampliando a lo largo del siglo XVI, para ser sustituido por uno nuevo a
mediados del mismo siglo, según noticias de las Visitas de la Orden de
Santiago, denominado después hospital San Juan de Dios.
En el siglo XVII,
época de mayor auge en la actividad de
comunidades religiosas, además del Conventual, llegará a tener cuatro conventos
de frailes: los citados de San Andrés, San Francisco de la Observacia, los
padres descalzos franciscanos, más el hospital de la Piedad que comienza a ser
atendido por la orden hospitalaria de
San Juan de Dios (1643), y empiezan las gestiones para fundarse el de Jesús de
Nazareno, hospital de convalecientes, que no se levantará hasta el siglo XVIII;
existen cuatro conventos de monjas Santa
Olalla, las de la Concepción, se añaden las del monasterio de Santa María de
Jesús, que es fundado por las monjas franciscanas de la Orden de Santa Clara
(las obras comienzan en 1622 y se terminan en 1639) y las de Montepiedad (regla
de San Francisco).
Además hay algunos intentos
fallidos de establecimiento de los agustinos descalzos para fundar casa en
Mérida y otro de Agonizantes, así como los padres de la Compañía de Jesús para
fundar un hospicio, petición hecha en 1663, y de monjas reparadoras de la orden
de San Agustín.
En el siglo XVIII
(1798), el geógrafo Tomás López señala que Mérida, con 1070 vecinos, tiene
cinco conventos de frailes, el de San Andrés, San Francisco de la Observancia,
los padres descalzos franciscasnos, el de San Juan de Dios, hospitalarios, el
de Jesús Nazareno, hospital de convalecientes, y cuatro de monjas: Las Señoras Comendadoras
del Orden de Santiago, cuya venera usan y han de ser precisamente nobles, las
de Santa Clara, las de la Purísima Concepción, las de Montepiedad.
Pero ya en el siglo
XIX, se produce la decadencia y desamortización, y Pascual Mador en 1850,
indica: “Hay en Mérida, tres conventos de frailes, descalzos, franciscanos y
dominicos, cerrados y totalmente ruinosos. Dos de monjas, ocupados por las
religiosas de la Piedad y de la Concepción”
Plano de Francisco
Coello. “Atlas de España y sus
posesiones en ultramar”
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