domingo, 11 de enero de 2015

Lucernas

La lucerna consiste en un depósito de aceite de forma circular o elíptica, la boca, por la que se empujaba la mecha, y el asa. Para su fabricación se utilizaba terracota de colores amarillos, rojo o parduzco, frecuentemente se sacaba brillo con silicato. Podían tener una o varias aberturas para la mecha:
"Aunque doy luz a convites enteros con mis llamas y teniendo tantas mechas, me llaman una sola lámpara" (Marcial, XIV, 41).
Las clases pudientes utilizaban lucernas de bronce.
Para apagar la mecha y sacarla se utilizaban unas pinzas o agujas.
(Símilo) la 
cabeza agacha, coge la lámpara, saca con una aguja la mecha reseca y con mil soplidos aviva la ténue llama. (Virgilio, App. Vir. Moretum)

Algunas lámparas muestran inscripciones sobre sus bases, grabadas  en relieve, indicando el nombre del alfarero, el propietario o el reinado del emperador. A veces se pueden hallar también marcas comerciales.
 Para la iluminación de habitaciones más grande o se colocaban estas lucernas sobre plataformas o se suspendían de portalámparas o del techo por medio de cadenas. Estos candelabra se hacían de madera o de metal corriente entre las clases más pobres: 

"Estás viendo que soy leña; como no tengas cuidado con mis lumbres, se te convertirá, de candelabro, en una gran lámpara" (Marcial, XIV, 44)
Para adornar el tronco se esculpían con frecuencia figuras de animales
.

Imágenes de : LAS LUCERNAS ROMANAS DEL MUSEO NACIONAL DE ARTE ROMANO DE MÉRIDA

(2002 b) Rodríguez Martín, F. G. Las lucernas romanas del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida.

Monografías Emeritenses, nº 7, Madrid 2002.









De los pelos

Además  de seguir las modas del peinado, las matronas romanas pasaban largo tiempo intentando mejorar su imagen con el cuidado y embellecimiento de su cabello. La aplicación de tintes y ungüentos, la elaboración de rizos y la ornamentación con distintos complementos  eran tareas que ocupaban a las ornatrices y permitían a las señoras vanagloriarse de una belleza  más artificial que natural.


“Pero la mayor parte de sus esfuerzos se van en el peinado. Porque algunas no pasarían un juicio favorable sobre sus dones naturales y, por medio de pigmentos que pueden colorear de rojo el pelo para igualar al sol de mediodía, ellas tiñen su pelo con un capullo amarillo como colorean la lana; las que están satisfechas con sus rizos oscuros gastan la fortuna de sus maridos en ungir su pelo con casi todos los perfumes de Arabia; utilizan herramientas de hierro calentadas a fuego lento para rizar su cabello a la fuerza en bucles, y rizos elaborados con estilo traídos hacia las cejas dejan la frente sin apenas espacio, mientras las trenzas por detrás caen orgullosamente hasta los hombros.”  (Ovidio, Amores)

Los romanos utilizaron un tinte hecho con cenizas de haya y sebo de cabra (sapo)  que elaboraban los esclavos galos para teñir de rubio.


“El sapo, también, es muy útil para este propósito, una invención de las Galias, para dar un tinte rojizo al cabello. Se prepara con sebo y ceniza, de las que las mejores son las de haya y carpe: hay dos tipos, el sapo sólido y el líquido, ambos muy utilizados por los pueblos germanos, por los hombres más que por las mujeres.” (H.N. XXVIII, 51)



Para teñir el pelo de negro se utilizaba una mezcla de aceite de oliva y cáscara de nuez, además de otros ingredientes.

¡Ay, tarde llamo al amor y tarde a la juventud!
Cuando la ancianidad canosa impregna  una cabeza vieja,
Entonces llega el momento de cuidar la figura,
Entonces se tiñe el cabello para ocultar
Los años tintándolo  con la verde corteza de una nuez” 

(Tib. Elegías, I, 8)


Retratos femeninos del Museo Nacional de Arte Romano - Mérida



Retrato femenino del Museo Nacional de Arte Romano - Mérida


viernes, 9 de enero de 2015

Ascendientes: Adelas


Adela Martínez Nogales

Bisabuela paterna



Adela de Tena Martínez

Atalaya por matrimonio. Tía-abuela paterna



Adela Fernández Calderón

Abuela materna


Y yo J