sábado, 2 de agosto de 2014

De Convento a Parador

El edificio fue creado con el objetivo fundamental de que los hermanos de la Orden atendiesen a los enfermos que previamente habían sido tratados en el Hospital de San Juan de Dios (actual Asamblea)
Felipe V y Fernando VI dieron licencia al Convento Hospital para que los Hermanos de Jesús pudieran recoger limosnas, con las que se sostenía esta institución.

Los Hermanos de Jesús Nazareno hacían votos simples y vestían traje de pana negro botas de piel y sombreo de fieltro.
Los votos son tres: pobreza, obediencia y castidad. Imitan, en el religioso, la vida de Jesucristo, según los consejos evangélicos.
Obligarse a cumplir los votos es profesar (profesión religiosa), y el que lo hace deja de ser novicio para ser profeso. Existen varios grados en esa profesión de votos: hay una profesión simple o temporal ("votos simples") y una profesión solemne o perpetua ("votos solemnes").
Durante las guerras con Portugal del segundo tercio del siglo XVIII, el convento fue utilizado como hospital de guerra, atendiendo los religiosos a soldados apestados que provocaron la muerte de varios hermanos.
En 1780, el Hermano Presidente y demás religiosos del Hospital pidieron que fuese declarado de “patronato real”, aceptando el Rey , Carlos III la petición, razón por la que se colocó junto a la portada las armas reales que pueden observar a la derecha de la portada. Ese patronazgo, no supuso para el convento-Hospital, aportación de ingresos por la Corona, pero sí la exención de determinados impuestos

Los religiosos abandonaron el Hospital durante la Guerra de Independencia. En octubre de 1814, permaneciendo abandonado y estando muy castigado por la guerra las religiosas del Convento Concepcionista intentaron que se le cediera, pero no lo consiguieron. Poco tiempo después, los Hermanos de Jesús volvieron al hospital y se dedicaron a su restauración. En una de las columnas del claustro se encuentra una inscripción que refiere la terminación de la obra de restauración en 1837.

En 1839 fue desamortizado, pasando a formar parte del patrimonio municipal que inicialmente (entre 1842 y 1851) lo destinó a manicomio (Casa de Dementes), hasta que éste, por necesitar mayor espacio, se trasladó al convento de los franciscanos descalzos, en la calle Almendralejo

En 1859 pasó a ser cárcel del partido de Mérida.

Desde 1929, a raíz de una visita de Alfonso XIII a la ciudad, se iniciaron las obras para habilitarlo como Hospedería.
Había sido Alfonso XIII quien eligió el primer emplazamiento en medio de un paraje de singular belleza de la Sierra de Gredos, entre Madrid y Ávila, una construcción a semejanza de los clásicos pabellones de caza. Dos años de obras fueron suficientes para poner en valor el edificio en el Alto del Risquillo que regala bellas panorámicas del Valle de Tormes, la Sierra de Piedrahita y Béjar, y el macizo de Gredos. Así en 1928 se inaugura el Parador de Turismo de Gredos, el primero de una red de alojamientos emblemáticos.

Los siguientes en abrir sus puertas fueron los de Oropesa, en Toledoen 1930; Ciudad Rodrigo, en Salamanca, en 1929; Úbeda en Jaén en 1930; y Mérida, en Badajoz, en 1933. La Guerra Civil supuso un fuerte retroceso pero terminada la contienda el proyecto fue retomado con fuerza para impulsar el turismo.


En Febrero de 1966, el Ministro de Información y Turismo Inauguró el Parador de Mérida
En el acto inaugural, el gobernador civil de Badajoz agradeció la preocupación que el Ministerio de Información y Turismo viene dedicando a la provincia, que sólo en lo que va de año ha conseguido más de ochenta millones de pesetas para su desarrollo turístico
Respondió el señor Fraga Iribarne con unas palabras, diciendo que poner de nuevo en funcionamiento un parador que, como éste de Mérida, cuanta ya con treinta años de magníficos servicios, significa para él, junto con la satisfacción que entraña la iniciación de una nueva etapa, la expresión material de ese ingente esfuerzo de modernización, mejora y puesta al día que preside las intenciones de la Administración Pública en su política de turismo.

Exaltó las tierras de Extremadura y anunció que el Estado con este parador, con el que ha inaugurado en Guadalupe, con el que próximamente será abierto en Jarandilla de la Vera, y con la construcción de uno nuevo en Zafra, quiere subsanar en lo posible la escasez de alojamientos que sufría esta zona


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