sábado, 12 de julio de 2014

Augusto a color

La arqueología nació el siglo XIX como ciencia marcada por el espíritu romántico que se complacía con el carácter  melancólico de las ruinas. Una vez excavadas, restauradas y abiertas al público, debían seguir pareciendo ruinas, sin retornarlas ni reconstruirlas al estado original. Esta visión todavía predomina, cada día con mayor controversia.

Ahora los arqueólogos Emma Zahonero y Jesús Mendiola han tenido la  iniciativa, dentro del dinámico Festival Tarraco Viva, de volver a policromar una réplica de la conocida estatua del emperador Octavio César Augusto, que residió dos años en Tarraco (la escultura original, con el color perdido, se expone en los Museos Vaticanos), en contra de aquel discutible concepto de restauración imperante. 

Toda la escultura y la arquitectura grecolatinas eran vivamente policromadas, aunque la línea oficial de arqueólogos y restauradores haya pretendido obviarlo, pero, ¿cómo saben los restauradores cuáles eran los colores que los artesanos utilizaron hace dos milenios (o más)? Esto ha podido desentrañarse sólo recientemente mediante la búsqueda microscópica de residuos del pigmento en el mármol o la piedra.




No sé a vosotros, pero yo estaba tan acostumbrada a ver  estas piezas blancas que, al apreciarlas como lucían originalmente, no puedo evitar sonreír

Mas información sobre la escultura original: