sábado, 31 de marzo de 2012

De aquellos polvos vienen estos lodos

Desde sus primero pasos, la mitificada Constitución de 1812 tuvo una crítica incontestable: estaba alejada de la realidad de la calle.
El propio Muñoz Torrero, en una de sus intervenciones reconoce que en su aprobación faltó la representación de sectores importantes que debieron ser consultados. El recuento de los diputados constituyentes es elocuente: noventa y siete eclesiásticos, ocho aristócratas, treinta y siete militares, dieciséis catedráticos, sesenta abogados, cincuenta y cinco funcionarios, quince latifundistas, nueve marinos, cinco comerciantes, cuatro escritores, dos médicos y un arquitecto.
Ni economistas, ni pequeños propietarios,  jornaleros, arrendatarios, munícipes y artesanos… con lo que el texto se inclinaba más hacía la política que hacia la economía real.