Hacer los cuernos, sacar la lengua tienen más de dos mil años antigüedad.
Un estudio de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y de Barcelona ha
recogido 110 gestos de la época romana que perduran en nuestros días.
“Uertere pollicem” resonó en el Coliseo. El emperador acababa de
ordenar la muerte de uno de los gladiadores extendiendo el pulgar hacia abajo.
No hace falta haber sido extra en Ben-hur para saber que aquello significaba la
máxima pena. Pero, ¿sacarse la lengua significaba burla? ¿Hacer los cuernos
resultaba grotesco? ¿Había algún gesto que escondiera intención seductora? Un
estudio de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y de Barcelona ha
recogido 110 gestos de la época romana que perduran en nuestros días. El equipo
dirigido por las doctoras Maria Antonia Fornés, del departamento de Filología
Española de la UIB, y Mercè Puig ha recurrido a fuentes escritas y artísticas.
El resultado es una base de datos con todos los signos y 580 textos que los
documentan.
Orejas
En España, Italia, Brasil, Uruguay y Argentina es común felicitar los
aniversarios estirando de las orejas a los cumplen años. El origen de esta
costumbre está en la época romana. Antiguamente se hacía un gesto muy parecido:
se tocaba el lóbulo de la persona a la que habían de recordarle algo. Asimismo,
también se tocaban su propio lóbulo cuando querían hacer memoria. Por ello, hoy
se tira de la oreja cuando alguien cumple años: para recordarle el tiempo
pasado.
Orejas de Burro
Se
trataba de imitar con este ademán las orejas de un burro, animal que al que se
le asociaba con la estupidez y la holgazanería. “Imitar con la manos unas
orejas blancas”. Mostrar las palmas de las manos con el pulgar tocando las
orejas y moviendo los dedos también significaba burla hace dos mil años
Silencio
“Pero él, llevándose el índice a los labios, atónito por el miedo, dijo:
calla, calla”. Se trata de un texto de Apuleyo, concretamente de La
metamorfosis (la única novela romana que ha sobrevivido entera), que ha dado
cuenta de un gesto muy común entre nosotros, el de imponer silencio.
Aprobación
Uno de los emblemas más interesantes es el del gesto que hacían los romanos
a la hora de afirmar o negar. Para comunicar aprobación se hacía lo mismo que
ahora: mover la cabeza arriba y abajo. No obstante, la sorpresa ha llegado al
investigar la negación. Aunque los romanos conocían el movimiento lateral de
izquierda a derecha, no era éste el que utilizaban normalmente para decir no,
sino que tiraban la cabeza hacia atrás. Lo más curioso es que este emblema
existe todavía en la Italia meridional, al sur de Nápoles; como también perdura
en Sicilia, Malta, Grecia y Turquía.
Números
Los romanos podían expresar con los dedos cualquier número entre el uno y
un millón. El sistema consistía en representar las unidades con dieciocho
gestos distintos realizados con los dedos de la mano izquierda (el corazón, el
anular y el meñique expresaban las cifras del uno al nueve, y con el pulgar y
el índice las decenas). Con la mano derecha se expresaban las centenas y
millares mediante 18 gestos. La posición de las manos respecto al pecho, el
ombligo o el fémur expresaban las decenas y centenas de mil. Para el millón se
entrelazaban las manos.
Un ‘tanto’
Levantar el dedo corazón manteniendo la mano cerrada era un gesto obsceno
que intentaba reproducir un pene erigiéndose desde el escroto. “¿También tú te
burlas de mí, ladrón, y me muestras el dedo impúdico cuanto te amenazo?”, reza
un poema romano.
Chasquear los dedos
En latín se llama crepitus digitorum, el gesto de chasquear los
dedos servía para enviar una señal a alguien para que hiciera alguna cosa que
ya se sabía. Tíbulo lo nombra en sus Elegías como la manera de ordenar a su
mujer que le abra las puertas de casa.
Los cuernos
Existe un mosaico del siglo VI d. C. con un personaje que hace el gesto de
los cuernos con una mano: levantar los dedos meñique e índice con el puño cerrado.
Su significado variaba si se hacía hacía arriba o hacia abajo. De ésta última
manera significaba, como hoy, alejar el mal. El primer gesto de los cuernos consistía en extender vertical u horizontalmente los dedos índice y meñique de la mano manteniendo doblados los demás dedos. En Roma se empleaba como un fascinum, un gesto ‘mágico’ de protección contra el mal de ojo, como también lo es cruzar los dedos índice y corazón. Eran símbolos
de defensa ante el mal de ojo.
Levantar el dedo corazón
Levantar
de forma obscena el dedo corazón manteniendo la mano cerrada y el revés hacia
fuera es uno de los gestos de insulto más frecuentes en la actualidad. Con él
se evocaba el miembro viril que se erigía desde el escroto, además de calificar
como sodomita pasivo a aquel a quien se dirigía. Dos emperadores algo dementes
como Calígula y Heliogábalo lo utilizaban con frecuencia.
También hacían el gesto de los cuernos con los dedos y el de la higa.(Dar o hacer una higa consiste en cerrar el puño asomando el dedo pulgar entre el dedo índice y el cordial). Se trata de una mueca obscena que parece representar el órgano sexual femenino y que tiene hoy día un carácter de insulto y de protección para ahuyentar a los malos espíritus. ojo. Pero entonces no tenían el significado que hoy le damos.
Falo e higa: Amuleto del siglo I realizado en bronce y aparecido en Varea. Aúna el símbolo fálico y el de la higa: una mano con el dedo índice extendido para rechazar el mal de ojo o los celos.
‘Corta, corta’
El gesto en tono de burla para advertir a alguien que pare de hablar cuando
su verborrea se hace insoportable permanece igual hoy. Consiste en mantener los
dedos juntos y estirados horizontalmente y juntarlos y separarlos alternativa y
rápidamente del pulgar.
El romano que lo hacía, imitaba con la mano la curvatura del cuello de la cigüeña y el movimiento que hacía al picotear. Según algunos historiadores, con este gesto se pretendía mofar de la charlatanería del adversario comparándole con la citada ave. Otros pensadores consideran que lo que buscaba el romano era imitar la acción de crotorear de la cigüeña (el golpeo frenético de su pico) con el contacto reiterado de su pulgar con el resto de los dedos de la mano para burlarse del rival. Al igual que hoy era un gesto de mofa para advertir a alguien que deje de hablar cuando su verborrea resulta insufrible.
Sentarse con las piernas cruzadas era considerado maléfico en la antigua
Roma. También lo era sentarse con las manos entrelazadas y colocadas sobre una
rodilla o con los dedos entrelazados. En concreto, estas posturas podían
perjudicar algunos procesos como el parto (estaba prohibido sentarse así
delante de una mujer embarazada) o la toma de decisiones en una reunión.
Tocarse la barba
Para los romanos, el que se palpa la barba habla calmosamente. La costumbre
de afeitarse con un barbero no comienza hasta el siglo II a. C. La doctora
Fornés afirma que “de hecho, los primeros barberos, procedentes de Sicilia,
llegaron a Roma el año 300 a. C., aunque los romanos ya se afeitaban solos
mucho antes”.
Cabeza alta
Los discursos del dictador italiano Benito Mussolini recogían gestos de la
época romana. Se refiere a ello Petronio, cuando habla de un personaje que sabe
que recibirá una herencia y estaba orgulloso de su recuperación moral y
económica. De esta manera, levantando la barbilla, manifestaba su orgullo.
Tocarse la nariz
Este gesto no es hoy, como tampoco lo era en la antigua Roma, señal de
buena educación. Los romanos consideraban que mantener la nariz limpia era
símbolo de buena educación. Sonar a otra persona era un gesto con otro
significado: tratarlo como a un niño.
Sacar la lengua
Los griegos ya
conocían este gesto únicamente con el significado de “estar sediento de
sangre”. Muy probablemente, los romanos lo tomaron de los galos como expresión
de mofa ya que estos bárbaros solían burlarse de los soldados romanos, si bien
lo encontramos también, en culturas mediterráneas más antiguas en algunos
pasajes de la Biblia.
En Roma este gesto no se dio antes de
la época imperial. Estaba prohibido sacar la
lengua, incluso cuando se tosía, y pasarse la lengua por encima de los labios.
Estos gestos podían dar a entender a otra persona que se estaba invitando a una
relación más íntima. No obstante, sacar con fuerza la lengua se entendía como
una burla. Las primeras manifestaciones que los investigadores han encontrado
sobre ello se refieren a “irreductibles” galos que se burlaban de los romanos.
Aún así, parece que el gesto ya se hacía en las culturas mediterráneas
antiguas, como indica un pasaje de la Biblia (Isaías 57,4).
‘Exquisito’
Juntar los dedos índice y pulgar, y besarlos se realizaba como gesto a las
estatuas de dioses o al entrar en lugares sagrados. Hoy se utiliza tanto para
lanzar un beso a alguien como para expresar satisfacción ante una cosa que ha
gustado mucho.
Besar en la boca
En la antigua Roma era común que el amante o un familiar del moribundo le
besase en la boca para recibir el alma de la persona que dejaba este mundo.
Esto se puede trasladar también hoy en día. La prensa coincidió en interpretar
el beso de Madonna a Britney Spears como el traspaso de un cetro: el de reina
del pop.