El día de
los museos visitamos el MNAR, que con este motivo organizaba recorridos guiados
que efectuaban los conservadores
El recorrido que nosotros realizamos fue el de las 12,00
guiado por Rafael Sabio González licenciado en
Historia del Arte por la U.A.M., ha centrado su labor investigadora en dos campos distintos: por una parte en la ciudad medieval de Algeciras y su
evolución urbana; y por otra y fundamentalmente en el estudio de la toponimia
hispánica. En relación a este último campo, el tema del trabajo por el cual
obtuvo en 2004 el Diploma de Estudios Avanzados en el Departamento de
Arqueología de la U.A.M. se centró en el estudio de los topónimos derivados de
nombres de propietarios hispanorromanos en las comunidades autónomas de
Castilla-La Mancha y Madrid, trabajo que sirvió como base para su libro
: Villas, propietarios y nombres de lugar en la Hispania romana. Metodología
toponímica y catálogo de los casos recogidos en Castilla - La Mancha y Madrid.
Los precedentes del
Museo Nacional de Arte Romano se remontan al siglo XVI, cuando don Fernando de
Vera y Vargas, señor don Tello y Sierra Brava, comenzó a formar una importante
colección epigráfica en su palacio. Su hijo, el conde de la Roca, la mantuvo y
acrecentó, disponiendo algunas piezas en la fachada del edificio, el cual fue
derribado a finales del siglo pasado.
En 1724 se
reunieron, a iniciativa del Ayuntamiento, a la entrada por el puente al
Conventual o Alcazaba varios mármoles antiguos descubiertos en la ciudad. Este
mismo siglo XVIII ve formarse otra colección, la denominada "Jardín de
Antigüedades" en el Convento Jesús de Nazareno (hoy Parador Nacional de
Turismo), bajo la atenta supervisión de dos eruditos de la época: Agustín
Francisco Forner y Segarra, y el padre Domíngo de Nuestra Señora.
Desde entonces,
diversas excavaciones van a ir proporcionando numerosos objetos arqueológicos
que acrecientan notablemente las citadas colecciones.
Como consecuencia
de la Desamortización del Estado, consciente de la importancia arqueológica de
la ciudad, cede en 1838 para museo la Iglesia del convento de Santa Clara,
donde se instalan, por fin, las series emeritenses. El primer inventario del
centro, realizado en 1910, arrojó un total de 557 objetos.
Posteriormente,
bajo la dirección del catedrático de Arqueología de Madrid, José Ramón Mélida,
y del erudito arqueólogo local Maximiliano Macías, comienzan las excavaciones
sistemáticas en el conjunto monumental emeritense (teatro, anfiteatro, circo,
necrópolis, casas, etc.), que se desarrollan entre 1910 y 1936. Los fondos del
museo, incorporado desde 1939
a la tutela del Cuerpo Facultativo de Archiveros,
Bibliotecarios y Arqueólogos, aumentan hasta el número de 3000 piezas.
La idea de crear un
museo dedicado exclusivamente al arte y la cultura romana en Mérida era
acertada, ya que el yacimiento emeritense a través de sus restos monumentales y
de las piezas de su museo nos acerca al proceso de romanización en Hispania en
todas sus facetas. Por otra parte, la relevancia de sus colecciones adquiere
una dimensión que excede el ámbito local y regional, y justifica su carácter de
Museo Nacional.
No se dudó de la
ubicación del nuevo museo. Nada mejor, según apreciación de su anterior director,
José Álvarez Sáez de Buruaga, que situarlo contiguo al teatro, anfiteatro y
casa del anfiteatro, que reciben un elevado número de visitantes al año, y
donde la evocación de la romanidad en que nos envuelve este conjunto es
excepcional. Además, las excavaciones necesarias antes de iniciar la nueva
construcción, aportaría un importante contexto arqueológico que quedaría
incorporado al museo.
En 1980 el proyecto
del edificio fue encargado al arquitecto Rafael Moneo Vallés, quien lo llevó a
cabo entre 1980 y 1985.
La instalación
museográfica es obra del actual equipo científico del museo que trabajó en
estrecha colaboración con el arquitecto. Fue proyectada para asumir nuevas
incorporaciones y cambios, según lo aconseje el desarrollo de la constante
investigación arqueológica realizada en el solar emeritense.
El museo fue
inaugurado el 19 de septiembre de 1986 por SS MM los Reyes de España en presencia
del presidente de la República de Italia. Se rememoraba así el vínculo de Roma
con Augusta Emérita.
Por la simple contemplación externa del edifico, el visitante puede
obtener un claro mensaje: tanto los materiales, las estructuras y masas nos
acercan al mundo romano con un estilo nuevo y creativo. La monumentalidad que
se aprecia en el exterior es aún más evidente en la representación del
interior.
En el interior, desde la entrada por la izquierda se accede desde una
rampa hacia la zona de exposición. Desde la puerta, con un solo golpe de vista,
se domina el espacio expositivo. Esta propuesta le brinda especial importancia
a la zona del acceso y a la simetría de las salas. Existe un predominio de la
regularidad y la simetría, entendidas como constantes perceptivas de la forma y
la utilización de luz y sombra para
imprimir dramatismo y resaltar la monumentalidad en las perspectivas.
Las colecciones se organizan por áreas temáticas, y en diferentes
niveles elevados sobre la planta baja se dividen las especialidades de las
salas. Así, en el nivel bajo se disponen piezas de gran tamaño, mientras que en
los niveles más altos se exhiben esculturas, retratos y piezas pequeñas en
expositores.
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