En poco tiempo este sistema ha quedado
desintegrado. La mayoría de los jóvenes están sin empleo, incluso los mas
preparados, los que trabajan, tienen empleos muy por debajo de sus
posibilidades y de sus expectativas. Al mismo tiempo que, los mayores, con pensiones
ridículas y una Seguridad Social camino dela extinción, se mantienen en sus
trabajos por salarios infimos o intentan conseguir algo, lo que sea y como sea
para poder subsistir.
“En lugar de avanzar, todos nos pisamos! La frase
no es mía, la pone Reid Hoffman en boca de uno de sus colaboradores pero me ha
parecido clarificadora.
El empleador ya no ofrece formación (le sale mas
barato pero el servicio será mas deficiente y tardará más en conseguir
objetivos). Pero el empleador espera que el contratado sepa realizar su trabajo
desde el momento mismo en que es contratado o que le tome poco tiempo ponerse
al día (el contratado, con un sueldo escaso, sin seguridad en que se le
mantendrá en ese puesto de trabajo por mucho tiempo, hará lo que se le pide
pero sin convencimiento, ni entusiasmo ni objetivos de mejora y sin lealtad. Es
esta falta de lealtad lo que en mi opinión favocecerá que el servicio sea
deficiente y que los objetivos tarden más en conseguirse.
Y además, la tecnología ha automatizado trabajos y,
aunque crea empleos los destruye a mayor ritmo que el de creación, los conocimientos
son diferentes y mientras unos siguen hablando de nuevas tecnologías otros las
manejan cmo si fueran herramientas obsoletas.
El mercado laboral ha sido alterado para siempre.
Las reglas antes claras han desaparecido. Nadie facilita nuevas reglas.
Personas con experiencia y conocimientos son rechazadas por tener demasiada
edad y personas con conocimientos son rechazadas por carecer de experiencia.
Pero esto no se ha desplomado en un día. Durante
años hemos tenido políticos, empresarios y banqueros que han estado viendo como
se desintegraba lo que conocíamos. Incapaces de dar soluciones e incapaces
siquiera de dar la cara y con acceso al dinero han preferido mantenerse
complacientes e ignorar los problemas que, por todas partes, comenzaban a surgir.
Nadie busco soluciones a largo plazo para las debilidades que aparecían, pero
es aún peor, nadie las busca ahora.
Y, al borde del colapso, los mensajes que se nos
envían desde los medios siguen basándose en el sistema de siempre, ese que
podemos llamar escalera mécánica. Se insta a los parados a entrar de
nuevo en el sistema. Un sistema que sigue desmoronándose y que no puede de
ninguna manera absolverlos/absolvernos. Las empresas se derruban cada vez con
más rápidez. La clase política sigue mostrándose complaciente con ella misma,
sin ahorrar y manifestando cada vez más claramente su diferencia. Cuentan que
son imprescindibles y que por ello están ahí ¿imprescindibles para qué? ¿Para
quién? Cada nueva declaración es un símbolo de desesperanza, un paso más hacía
la precariedad, una nueva demostración de arrogancia, un nuevo fracaso en
reconocer y hacer frente a la situación, una nueva manifestación del poco deseo
de tomar medidas que impliquen algún riesgo para ellos, una nueva muestra de la
incapacidad de adaptarse al cambio
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